Desconozco las
circunstancias que condujeron a Volkhart Müller, a principios de los
años ochenta, desde Madrid hasta Hita. Lo cierto es que adquirió un
bodego y, para
sorpresa de todos, lo transformó en su alojamiento de fin de semana.
En aquellos años, a los
nativos nos parecía una excentricidad habitar en una casa-cueva. Era
cosa del pasado, de tiempos de miseria. Hoy, sin embargo, los
bodegos, de origen
medieval, se han convertido en un atractivo turístico. La caverna
fue el primer abrigo del homo sapiens; el recuerdo del cálido útero
materno; un espacio protector en las entrañas del légamo, la tierra
arcillosa del cerro. Antes que Volkhart, al que
todos conocíamos como el Alemán, vivieron en estas cuevas los milicianos durante
la Guerra Civil española. Las utilizaron como
refugio frente a los obuses y los fríos invernales. Después, en la
posguerra, fueron ocupadas de nuevo por las familias cuyas casas habían sido destruidas.
En el pueblo, pocos sabían
que Volkhart era periodista, además de fotógrafo. Trabajaba como
corresponsal para el semanario Der Spiegel.
Vivió de cerca los últimos años de la dictadura, la transición y los primeros años de la democracia en nuestro País. Su
colección de imágenes de este periodo, más de 30.000 negativos,
fue donada a la agencia EFE. Recuerdo su figura
esbelta, su mirada curiosa, su sencillez. Siempre con la cámara al
hombro, paseando por las calles y fotografiando a los parroquianos,
la vida cotidiana, las fiestas…Tenía la costumbre de regalar
copias a los protagonistas de sus instantáneas. Al tío Vicente le
retrató delante de una corraliza, cuando regresaba de comprar unas barras de pan.
Desde entonces hasta hoy,
el pueblo ha sufrido una metamorfosis, un cambio profundo. Donde
había caminos polvorientos, ahora encontramos calles perfectamente
pavimentadas. Donde se escuchaban las voces de los niños, ahora reina el silencio de los ancianos.
Manu Leguineche se
entristeció al descubrir, ya tarde, que Volkhard había sido,
prácticamente, su vecino. Pocos kilómetros separan la antigua casa
del periodista vasco del bodego
donde vivió el Alemán. Manu le definió como un gran admirador de
la cultura española. “Uno de los tipos que yo quería de verdad”.
Esas fueron sus palabras. Volkhard Müller falleció
en la antigua República Federal de Alemania en 1987. Se cumplió su
último deseo de ser enterrado en España. Sus cenizas descansan en
el cementerio de Hita.