martes, 24 de octubre de 2017

El "bodego" del Alemán


Desconozco las circunstancias que condujeron a Volkhart Müller, a principios de los años ochenta, desde Madrid hasta Hita. Lo cierto es que adquirió un bodego y, para sorpresa de todos, lo transformó en su alojamiento de fin de semana.

En aquellos años, a los nativos nos parecía una excentricidad habitar en una casa-cueva. Era cosa del pasado, de tiempos de miseria. Hoy, sin embargo, los bodegos, de origen medieval, se han convertido en un atractivo turístico. La caverna fue el primer abrigo del homo sapiens; el recuerdo del cálido útero materno; un espacio protector en las entrañas del légamo, la tierra arcillosa del cerro. Antes que Volkhart, al que todos conocíamos como el Alemán, vivieron en estas cuevas los milicianos durante la Guerra Civil española. Las utilizaron como refugio frente a los obuses y los fríos invernales. Después, en la posguerra, fueron ocupadas de nuevo por las familias cuyas casas habían sido destruidas.

En el pueblo, pocos sabían que Volkhart era periodista, además de fotógrafo. Trabajaba como corresponsal para el semanario Der Spiegel. Vivió de cerca los últimos años de la dictadura, la transición y los primeros años de la democracia en nuestro País. Su colección de imágenes de este periodo, más de 30.000 negativos, fue donada a la agencia EFE. Recuerdo su figura esbelta, su mirada curiosa, su sencillez. Siempre con la cámara al hombro, paseando por las calles y fotografiando a los parroquianos, la vida cotidiana, las fiestas…Tenía la costumbre de regalar copias a los protagonistas de sus instantáneas. Al tío Vicente le retrató delante de una corraliza, cuando regresaba de comprar unas barras de pan.

Desde entonces hasta hoy, el pueblo ha sufrido una metamorfosis, un cambio profundo. Donde había caminos polvorientos, ahora encontramos calles perfectamente pavimentadas. Donde se escuchaban las voces de los niños, ahora reina el silencio de los ancianos.

Manu Leguineche se entristeció al descubrir, ya tarde, que Volkhard había sido, prácticamente, su vecino. Pocos kilómetros separan la antigua casa del periodista vasco del bodego donde vivió el Alemán. Manu le definió como un gran admirador de la cultura española. “Uno de los tipos que yo quería de verdad”. Esas fueron sus palabras. Volkhard Müller falleció en la antigua República Federal de Alemania en 1987. Se cumplió su último deseo de ser enterrado en España. Sus cenizas descansan en el cementerio de Hita.


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